El mar es una estrella que se mece
en infinitos álbumes de fotos.
El océano reza con su espuma
para evitar el dolor de los tifones.
Siento el agua como la piel blanca de una sirena,
oigo sollozos tristes como la nieve,
huelo trozos de pasión disipada
en los húmedos pliegues del agua.
Y pruebo tu salado aliento blanqueado,
absorbo tu áurea figura de exacto perfil y se cierran
tus ojos de cielo, tu sonrisa de níquel,
tu voz ronca de cinabrio.
Me atraes como la sal celeste
que flota en la superficie de un océano reducido
a cenizas.