Cuando anochece el alma se me encoge y me arrugo
como un papel de celofán bajo la presión
de una mano gigante.
No quiero saber el misterio de las palabras fáciles,
sólo llegar al fondo del anhelo
para probar las sílabas que emanan
los
árboles mecidos por el viento.
El Universo es un largo discurso repleto de estrellas
fugaces.
Lo que importan son los matices, el eco esplendoroso
o
falso de las palabras,
el perfil niquelado de los sonidos,
las sombras de los objetos bajo el reflejo de la Luna.
Hoy está llena de luz, de elegancia.
Es bella como una vestal desnuda. Es frágil como
un cristal
de
Murano o Bohemia.
Es ardiente como un trozo de glaciar a fuego lento.
Amo la luna como un tesoro escondido en el fondo de la
tierra.
Cuando no estoy enamorado de mujer la siento
y es la sustituta más fiel. La miro, imán
de los deseos,
única alma capaz de arder sin confundirme. Mi único
alimento.
Hoy está llena para mí y evoca la nostalgia
de mis amantes,
por lo que estoy complemente perdido.