Para
denigrar de la nobleza y la lealtad nombramos tu raza como
insulto.
Pero gentes más sensibles que habitan los valles
de la sal
ven en ti al guía de los sueños,
al mítico señor de los caminos de la muerte.
El agua te reconoce como hermano y te lleva por sus cauces
como suave hoja que cruza las orillas.
El juego es tu elemento.
Tu olfato guarda las huellas del retorno
y tus ojos bellos recuerdan el desamparo de nuestro amor.