Me maltrata la pasión.
La pisa con sus besos
y mi cuerpo,
-infiel-
me engaña con él.
Se bebe mi corazón.
Lo abre con su lengua
y lo alimenta,
-adicción eterna-
con su aliento.
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Y después,
cuando muerta
levanto mis brazos
cansados de la lucha,
él me mira
y me toca.
Acerca sus labios a mi oído
y me susurra:
hoy,
me casaría contigo…
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