Que te salve el viento entre las nubes
de ésta fiera que urgente quiere amarte.
De los pájaros que me llenan de delirios
y la lluvia que no consigue sosegarme.
Que te salven las flores y los niños
de la lava que me mana de las fauces.
Que la aurora proteja tu pureza,
esta noche mis colmillos quieren sangre.
Que te salve la memoria de los ríos,
soy caníbal y tu cuerpo pura carne.
Mi instinto femenino vive hambriento
dejará que en mi vientre te propagues.
Que te salve mi adicción a la lujuria
lo digo postrada ante tu imagen,
mientras logro subyugarte los sentidos
y en susurros pido: no te salven.
(Del libro: Soy la Eva)
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