Te regalo el suicidio
de las letras
cada vez que se arrojan de las horas.
Los apuros de este mundo,
los minutos que te pienso
y la angustia que me crece en las entrañas.
Te regalo el maquillaje de la citas,
el perfume de las tardes,
los zapatos taco aguja.
Las jornadas que me paso en el espejo
imaginando que te gusta cada arruga.
Te regalo el aroma de mis pliegues,
las veredas con las huellas de mis pasos,
el sabor de la urgencia por la espera,
los relojes que donaron las agujas.
Te regalo los jazmines de la mesa,
las violetas que nacieron en el patio,
la isla negra, las locuras de la selva
y las pasiones que se ahogaron en la playa. |