En el vergel espero al invicto. Otoño es duro, sí.
Su piel parda, zurcida por la lluvia y ajada por el sol, viste
lágrimas renegridas. Es caprichoso, muda; y guarda
en la mirada, que es del color de la tierra, hojas secas,
furia. No es su pelo cano, ni su tez nívea como el
hervor de un mar que tirita de frío. Los ojos, los
suyos, no se calan de fulgor al alba. Sí, ya llega,
Invierno, del lance invicto.
(de
la Antología “Otoño e invierno”,
de Diversidad Literaria, 2014)
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