MI pequeña voluntad,
esa mano cerrada de ilusiones,
como manojo de un abril sin prados;
mi pequeño afán de pasos,
la leche de sus huellas cuando aun no ha madurado
la dentadura audaz del desconcierto;
mi corta mocedad vertida
en el destierro de las interrogaciones,
¿que pueden contra el mundo,
contra los horarios de los trenes
o el frio elemental de las mañanas de enero
que alimenta, como una amante casta,
la ausencia del deseo?
Mi pequeña voluntad no puede
detener que un año caiga
y que otro caiga encima
y que aún así los días se parezcan,
y que la vida me vaya arrinconando
y que me vuelva caja.
Mi pequeña voluntad ,
¿qué puede contra ti,
que estás también afuera,
donde llueve sobre ciudades sin piedad,
y se aprieta la esperanza en autobuses llenos,
y no hay más luz que la de la rutina
para mirar en la bondad desconocida de otros ojos?
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