Escribí sobre el agua
sobre el tiempo
describí al metal bruñido
sus olores
conozco al luto y su escudo de bronce
a las montañas de furia enarbolada
aspiré a las desatadas rosas
atesoro al primer amanecer
el trueno del follaje
las aves que volaron hasta el nido
Oigo el pulso del agua
oigo al pulsar del mundo
es espacio puro, inasible,
ígneo
es caricia de gesto indomable
busqué en las cavidades del otoño
al frio alambre del sayal que visto
hundiendo la espiral
más abajo de todas
esta veta insondable
de las lágrimas en el océano
Todo aquello que he leído
habla sobre héroes refulgentes
dioses, mandobles
Celestes circunspectas
pero nada me habla
del cómo yo me necesito
de cómo sonreírme a mí solo
del cómo huir del magno mar
y alejarme solitario en sus latidos
Quizás mi consuelo sea
una vez cubierto
abrigado en la madre tierra
renacer envuelto
mirando al cielo como un girasol