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Se
olvidan de la música más bella de la vida,
los agradables sonidos de la naturaleza
al envolver el vuelo
como pluma que interpreta la melodía
del silencio, al ritmo de la ternura
en la cadencia de nuestra alma.
Se olvidan de la música más tierna,
las palabras del aire cuando fluye
la compasión entre las flores,
mientras aguas inquietas escuchan
el fuego de las nubes que pasean.
Pocos sienten la verdadera música,
los sonidos que salen de las manos.
Rara avis en esta existencia
donde la noche.
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