DETRÁS
DEL OLVIDO
No quiero tu olvido ni por cien de tus besos.
Me enteré que sobre tu corazón y el mío
corren voces,
voces que no callan y suenan noche a noche.
Donde está la mujer que despeinaba mis cabellos
entre el sudor hirviendo de una madrugada sin fin?
Dijiste tantas cosas, amor,
y ahora quieres que vuele al olvido.
Quieres que sea la bala que desaparece en la batalla,
la hoja muerta que perece bajo los zapatos,
ese sorbo amargo de café junto a tu amargura.
Dijiste tantas cosas, amor,
y ahora no dices ninguna.
Sólo siento ese murmullo a tristeza que
te enfría los pies como en velorios.
Detrás del olvido todavía estás tú,
relámpago interminable de piel y saliva,
pues eras tú el racimo de besos y boca,
el árbol de piernas y pechos,
la costa colorina de felicidad y danza.
Dijiste tantas cosas, amor,
y ahora también callo,
callo para siempre en mi propia tumba,
esa donde me quitaste las flores,
tu lengua y tus manos, y me dejaste el olvido
con todos sus caballos muertos. |