Cuántas cosas quiero decir… que
no sé sí abrazarte o besarte, que
no sé sí hablar o sólo mirarte, sólo
sé que te amo de más
y no sólo quiero tenerte como amante.
Sublime inspiración divina.
¿Qué más puedo decir?
Qué una mañana deseo despertar
y la gélida brisa desaparezca,
cobijado en tu cálida piel de seda.
Una vez más…
Nostalgia, angustia e impotencia,
siento al dar por vivida,
la tristeza embriagadora,
de tenerte y no tenerte.
Bendita luna llena y luces de artificio,
que hoy, con tambora y trompeta,
[anatema
mío,
puedo mirarte y disfrutar con deleite
, que estés frente mío, dulce niña…
¡Lejos de mi está enamorarte!
Mañana será otro día…
-pienso resignado-
el tiempo sana las heridas
y cierto es que las cicatrices quedan,
Pero tengo la esperanza vana,
de que un día no muy lejano,
sin miedo ni tontas suspicacias,
pueda estrechar tranquilamente,
[tu fina y cálida mano.
Tal vez no me creas,
no te culpo por ello,
pues todas mis acciones,
a dudar de mi palabra inclinan.
No sólo a ti amor mío,
también al de la pluma,
absurda y cursi,
que por ti, morena, daría la vida.
Duda de mis palabras y
de cualquier lengua, que
seducirte quiera, pues
para dudar de todo,
Dios nos dotó de inteligencia.
Pero no dudes amada mía,
de un beso pedido o robado,
sea cualquiera la forma que
[de mí lo recibas y al sentir en ti estos labios
fríos.
Sea una y otra vez,
que el amor a primera vista
[te recorra,
la humedad de la pasión
[te
consuma
y el frío que la piel eriza,
cuando el corazón de
[sangre se vacía.
Llenándote del gozo confuso,
de no saber en éste momento,
sí hablar abriendo corazones,
abrazar para tener alivio.
Mirar para nutrir el espíritu,
besar para exaltar el alma
o amar para evitar trabajo en vano.
¡El objetivo es el mismo!
Sí algún día, éste tu triste
paje,
te pide un beso le regales,
es por qué miedo tiene,
a profanar el sacro templo de tus labios.
¡Eres
Isis!
Sólo quiero pedir a la mujer divina,
me brinde caricias tiernas
y escuche mis plegarias vanas.
¡Soy Osiris,
resucítame!
Pero sí ese beso es robado,
absurdo es decirte ¡Cuidado!
No tendrás de pensar
[oportunidad alguna,
de negarte a responder
[el blasfemo ultraje.
Disfruta de las mieles mutuas,
no te resistas, no tiene caso,
sólo imagina musa de ensueño,
que soy Prometeo y robé tu fuego.
Recuerda que el gran Hermes,
guardián del conocimiento eterno,
las sandalias perdió en un descuido,
“las tomó prestadas” alguien cómo
tú:
Divino.