No puedo negar de frente
que de amor a ti reviento,
de falsos celos muero
y vivo largas noches de desvelo.
No debo negar tampoco,
que en tú cuerpo me sumerjo,
sólo imaginando tú presencia,
con ardiente y lívido deseo.
Mi cama huele a ti,
“mi
niño” extraña su morada
y el corazón ensombrecido,
en tú abandono ya no canta.