Olvidamos los días que
mejor nos portamos.
Pocas veces nos vemos en los versos mejores.
¿Para qué los cuadernos han fechado las pocas
palabras donde fuimos más felices? ¿aún
llaman
nuestros ojos en ellas? ¿insisten todavía
esos remordimientos consultados de pronto
al abrir un cuaderno y sufrir nuevamente
su inclememencia de entonces? Es probable e injusto
cuanto el paso del tiempo nos contempla asustados
en rincones de un tiempo ilegible y caduco ...
Pero estamos ahora
requeridos, no absueltos, de su antigua sentencia.
Olvidar es un reto que nos pone en el sitio
merecido en miradas sin consuelo posible...
Y los días felices ya pasaron de largo.
Las palabras más tristes prevalecen más tarde
y nos dejan atónitos contemplando esas fechas,
sin poder contenerlas en un nuevo poema.
Incapaces de hacernos un lugar transitable
nos quedamos perplejos y habitamos su pena.
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