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Quiero hacer un soneto como Blas
de Otero, poderoso y consecuente:
un soneto que golpee la frente
del que lo lea, no un soneto más
o menos parecido a los demás
sonetos al ornato de mi frente:
un soneto al paredón, valiente,
sin tabla rasa que dejar atrás.
Un soneto cual él me lo escribiese
humana y fieramente humano
y redoblado en mí de su conciencia.
Irredento soneto en puño y mano
tendida a todos, y en su incomplacencia
que saliese a la calle y escupiese.
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