Se sabe, que
la paz es un estado sublime del ser, con el gozo de la bienaventuranza
por su existencia in sito; pero no menos cierto es, que en
su práctica, es un derecho que se reconcilia con la
libertad individual y colectiva en un sistema social y gubernamental,
que abarque sin menosprecio a todos por igual. La paz es una
conquista. Se conquista a través del esfuerzo aunado
de todos, y es aplicable exenta de egoísmo y de codicia
territorial, que consecuentemente, impele a guerrear por la
obtención de beneficios mercuriales, en detrimento
de sus gentes y poblaciones. Cabe señalar, que la paz
principia desde el interior del ser, domesticando todos los
instintos de dominación propio del primitivo animal
salvaje. Propiamente se apunta, “Quien no tiene
paz consciente, no podrá nunca propiciar la paz a su
mundo o entorno, y con ello la impronta del servicio al bien
y al amor”.
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