Maldita
herida que aún sangra
en las lágrimas de tu cielo
y muerde los pedazos de mi universo,
maldita herida que supura
en otras carachas que adornan mi alma,
donde navega la nostalgia de mi recuerdo.
Maldita la noche en que laceraste
mi sueño de poeta,
y me dejaste un insondable
cuaderno de letras muertas,
en esa noche que aún no se ha ido,
maldita la herida que se confabuló
con esa noche, y me dejó
las heridas abiertas.
Y bajo el viejo sol de esas nuevas heridas
el paso de las horas ha mordido
cada pedazo de mi nostalgia,
dejando colgadas en la tenue brisa
¡gotas de mi sangre!
Bajo la vieja lluvia de mi alma,
he cesado de caminar
en este sendero de piedras y espinas,
donde he dibujado la risa
en mis propias penas del alma.
Entonces, mi tristeza ha empezado
a sonreír sin miedo con los ojos
de esa senectud que juega
¡con mis cabellos!
