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Relato de Sarilis Montoro

BUENOS DÍAS, PRINCESA




Buenos días, princesa.
Al fin he vencido mis temores, mis miedos aberrantes que me han paralizado a lo largo de toda mi vida, miedos que yo no adquirí por propia iniciativa sino que fueron instalados en mi ser incauto e inocente por una mano excesivamente protectora. Ya no tengo miedo pase lo que pase aunque si he de apostar por la sinceridad, debo confesar que sí temo a la incertidumbre del mañana, sobre todo en el amor. Ahora me encuentro enfrentada a mi propia soledad en un café tras cuyo ventanal sólo puedo observar una noche ciega y poco esperanzadora. Sin embargo, existe alguien que sería capaz de iluminarla con tan sólo su presencia, con tan sólo su voz, con tan sólo unas palabras que brillarían como fulgurantes estrellas de pasión dentro de mi apagado corazón y lo harían bailar con su música tan corta como sensual: ¡Buenos días, princesa!
Con sólo escucharlas, el miedo a la incertidumbre desaparecería.
Aquí estoy, en el café de una avenida solitaria en una madrugada impregnada de dulce nostalgia, tras de mí, un oscuro ventanal sobre el que se reflejan luces de neón me anuncian como prometedor presagio que las voy a escuchar de inmediato. Siento que de un momento a otro voy a soltar la taza de café que sostengo entre mis manos y que me arde la piel de mis dedos y en su lugar, abrazaré al hombre de mi vida y, entonces me arderán de todo corazón, los brazos, las mejillas y todo mi cuerpo. Pero no me apartaré porque su ardor me devolverá a la vida, atrás quedarán los días huecos, vacíos como baúles que no guardan recuerdo alguno, atrás quedarán las amargas lágrimas que enlutaban mi corazón por un amor perdido, cortado por la mitad con el puñal de la envidia, por celos de una mujer que me dio la vida y al tiempo que me la daba me la quitaba.
Reniego de sentimientos de culpabilidad. ¿Acaso tengo yo la culpa de su vida miserable y desdichada? No. ¿Acaso debo sentirme culpable por haber encontrado el amor de mi vida? No. ¿Acaso soy malvada por luchar por encontrar mi amor arrebatado y volar hacia él? No. ¿Acaso debo permanecer toda la vida con la que me dio la vida y si reniego de ello, soy mala hija? No.
No renunciaré a mi amor, es un sacrificio que carece de recompensa moral, y en cambio, deja una amargura para toda la vida. Yo, ya la he vivido muchos años, no deseo ser un alma errante en vida, un bonito cadáver de mini falda y tacones afilados contoneando lágrimas depositadas en las caderas, entre los senos y en el fondo de los ojos que se han quedado secos de tanto derramar tristezas.
Pero ¿Vendrá? Presiento que sí, lo siento muy cerca y la emoción del reencuentro me embarga, siento que su cálido aliento corre por mis venas, que el rojo pasión teñirá el empañado espejo de mi vida, hoy y mañana.

 

Selección de y relatos y poemas escogidos de © Sarilis Montoro , cedidos amablemente por la autora, para su publicación en la revista mis Repoelas:






La persistencia de la memoria


Crecí sin raíces


Buenos días, princesa


Blanca memoria



Poesías


 


Página publicada por: José Antonio Hervás Contreras