|
Desde el umbral de la tristeza escribo
y te espero, y te nombro…
y son tus iniciales en mis labios
un beso amargo, y dulce.
Me recreo en tu nombre, porque existes,
y me digo que no hay nada en el mundo
mejor que pronunciarte.
Suena a viento silbando entre la lluvia,
a mar, a cresta de ola
rompiéndose en la arena,
a girones de luz desde el crepúsculo.
Y si te llamo y llegas, y eres más que palabra,
deletreo tu piel hasta el silencio,
y sílaba tras sílaba… va dejando el
amor
firmado este poema.
|