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He
de llevarte, Amor, como bandera,
desde el principio al fin de mi camino.
¡No importan los puñales que, el destino
lance a mi corazón, cuando más quiera!
¡Quiero vivirte, Amor, a mi manera,
aunque, a veces, parezca un desatino,
hasta que mi pisar, lento, cansino,
deje notar su ausencia en esta acera!
Sólo tú eres la musa y el sustento
de mi alma enamorada de poeta.
Amarga o dulce miel de mi momento.
Darás a mi existir el fundamento
y cuando mi hora anuncie la trompeta,
¡te llevaré…a mi último aposento!.
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