No contento Siva, señor de todas
las ambigüedades, con el hambre
de su pueblo, estornuda hasta seis
con cuatro en la escala de Richter
y como un niño, arrepentido, llora.
Quince mil murieron en el tele-
diario de las tres y quince mil
se ahogaron en el de las nueve y media.
Como si llaman y eres tú,
mi cadáver exquisito.