Padre hoy que
el tiempo ha pasado y sólo eres un vago recuerdo, me
golpean a mi memoria tus gestos, tus enojos y esa sonrisa
que devolvía a mi vida, una esperanza nueva.
Vivo colgado de tu mirada aquella que escondía mis
travesuras hasta en los lugares más inverosímiles,
y al caer la noche ciega mi ojos se bañan de esas gotas
de lluvia que salen del alma donde duermo con esos instantes
ya perdidos en el tiempo.
Cuanto a pasado desde entonces que la vida me enseñó
a vivir de nuevo con otro rostro, otros sentimientos y más
que todo caminar abrazado de los golpes que acompañan
a la tormenta.
Quiero decirte lo que he aprendido desde ese lejano Marzo
donde sólo en mis sueños te he visto con tus
gestos, con tus enojos y sobre todo con esa sonrisa que me
brinda una esperanza nueva.
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