Papá
que hice para merecer tú olvido, si a mis cinco años
sentía que me amabas, me llevabas de la mano por los
senderos de mi infancia, luego me abandonaste dando mis primeros
pasos.
Te arrastro el licor y empecé a sentir tu olvido, ya
no acariciabas mi rubia cabellera tampoco tenía tus
besos de las buenas noches, y tuve que aprender a defenderme
sola, y en cada calle por donde yo pasaba sentía la
pena de verte tirado sobre las aceras, borracho y todo mal
oliente.
Me abrumo tú olvido también tú recuerdo,
me sentí tan sola tuve mucho miedo, pero a pesar de
todo eres mi papá.
Hoy sigo tan sola como cuando era niña y de vez en
cuando mis ojos contemplan aquel viejo árbol donde
la muerte a ti llego, sin nadie que te asistiera te quedaste
solo dormido para siempre.
Perdóname papá por no tener recuerdos.
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