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Hincada frente al altar sólido,
inerte, vacío, sin vida...
llora la anciana de días,
llora el pasado,
su triste pena,
sus osadías,
llora su miserable vida...
Por el hijo que se fue
a la innecesaria guerra,
por la doncella
a la que le fue quitada la vida
por aquella
a quien se le fue la belleza
y odia al mundo frente a la cruz
mientras le reza
Le duele el pasado,
el futuro es una pena,
para ella Dios está muerto
el camino sólo ilumina con velas...
¿ a dónde está Dios?
¡Es la pregunta en la mesa!
La ha hecho un pequeño,
aquel que engalanada
la inocencia lleva
¿ a dónde está Dios?
¿ aquél del que todo mundo
habla en las fiestas?
¡ Quiero verle mamá !
mientras marca el calendario
la acción de gracias,
¡la acción de las miserias!
¡Comemos en la mesa !
sin dar gracias a Dios,
mientras hay niños muriendo
de hambre en las guerras,
muriendo de hambre
sólo porque no tienen
¡color de banderas...!
¡ acción de gracias !
Sollozando va la inocencia
dirigiose al bosque
colmado de impaciencia
¿ dónde esta Dios ?
¡¿Existe respuesta?!
Entonces al compás del viento,
cerrando los ojos,
los murmullos de su alma
le dieron respuesta:
"Si sus pies caminaran
de nuevo en la tierra,
de qué serviría a los hombres,
haber conocido su historia?
pues lo mismo que hicieron ayer,
lo harían mañana.
Él ha tomado a dónde habitar,
es ahí
en el alma sedienta,
es donde se da la cosecha.
Sintiendo el pequeño inocente
el clamado amor perfecto,
ese que fue proyectado de aquel,
al que es eterno cada momento
vino al mundo diciendo:
nadie le puede ver,
habita en el niño pobre,
en el ser macilento
en aquél que le busca,
en el que tiene la esperanza
a diario de verlo...
¿ dónde está Dios ?
¡No le puedo ver!
Lo único que sé,
es que ahora mismo
escondiéndose está en mi piel... |