Me he quedado dormida en tu sonrisa,
se arquea como una cuna para arroparme.
Suavemente me tapa otro labio,
y susurra un beso para que me duerma.
Desperté colgada de una de tus pestañas.
Llegué allí en un bostezo.
Vi el infinito en tu gris azulado,
profunda paz, aire nuevo.
Estornudas y vuelo.
Tu mano como cuenco de leche
me recoge, me salva.
Y con un nuevo beso,
me devuelve a la cuna de tus labios.