Todavía llevo tu bendición,
la que me diste cuando emprendí el vuelo,
elevo mi gratitud hasta el cielo,
allá donde estás, en regio balcón.
Vencí al miedo y a mi terrible dragón,
gracias a tu guía encontré mi anhelo,
compartí juegos y mi caramelo,
invaluable ha sido cada lección.
He logrado éxito en mi travesía,
soy el orgullo de tu vid, padre mío,
estirpe que no conoce apatía.
Tu cripta es homenaje al albedrío,
a su lado ha nacido en cofradía,
brote de meta fresca en el estío.