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Por ese afán de sentir en
poesía
maduro trémula a son de mis propios delirios
mi sendero cruza campos con heridas
con alfombras de pastos ensangrentados.
Percibo con mis manos el dolor de la humanidad
en el silencio denso, el espejismo se viste de bruma
hoy veo un mundo extraño, sin amor
ya no existe aquel cielo diáfano.
En la profundidad triste del ocaso
el camino persigue un destino incierto
en mi búsqueda donde caben los sueños
oigo la lluvia empapando la arboleda.
Llevo mis sentimientos adoloridos
rogando por un mundo en paz
porque el rumor del miedo hostiga el alma
¡cuando se ciernen vientos de guerra!
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