Compré tres litros de lágrimas en el economato
del desaire
para no recordarte a una mariposa sin antenas.
La poesía es siempre un acto personal e íntimo
como las orgías,
como el uso de los tampones el día en que se descoloca
el riego sanguíneo
una vez cada treinta y siete años
o como sacarse una onomatopeya de geranios del zapato
cuando se agrieta la planta del corazón y no puedes
coronar el llanto del Aneto.
De fondo, turuta en mano, Janis Joplin arrellana su voz
contra las paredes de yeso
y entonando Maybe manda a tomar por el culo al
padre de Fofito
con su nariz de pájaro y sus guantes de boxeo.
Cuadrilátero desconsoladamente triste de la vida
donde los fabricantes de pastillas de los manicomios
ponen camisas de fuerza a las páginas de todas las
novelas,
cajas fuertes a los sentidos de todas las palabras
y besos en los labios, metralletas de besos en los labios,
para que nos callemos.