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poemario de  Heberto de Sysmo

TU BÓVEDA DE SEDA Y ROSA EN FLOR

(Ruego al almendro)



Es quebradizo el suelo en el que asumes
tu vida y porvenir; tu lecho es centro
de una circunferencia que en ti clava
la aguja de un abrazo que soporta el dolor,
el frío, el tiempo, el verbo sin palabras
de una belleza santa que se ofrece
en ti, que se nos da desnuda, toda,
que muere y después nace y después sigue
en silencio su curso sin nosotros.

Tus raíces refuerzan el enclave
donde tu enhiesto tronco será cuna
del gorrión y el vencejo; será poste
de vida y sombra fresca de reptiles
y animales heridos que con magna
bondad tu gracia abriga. Tu madera,
modelada por vientos, agrietada
de ser refugio, casa, cementerio;
monumento de tiempo: es como un himno
que para nadie suena y lo da todo.

En la abierta planicie y su crepúsculo
son tus ramas los brazos de un lugar
donde asirse y sentirse nunca solo.
En el canto del pájaro descubres
sus gracias, y en su voz, tan vulnerable,
reconoces la música que en todos
resuena y nos revela a todos, uno.
Así, todos a ti llegan del frío,
huyendo de su muerte a paso lento:
tus hojas, sin pensarlo, son caricias.

Tu fruto es una ofrenda a los hambrientos;
tu flor, es una prueba de que el cielo
comulga con la tierra y nos regala
su inmerecida luz, su maravilla.
Es tu rama un altar que cifra el mundo
de pentámera flor y carne seca.

¡Oh, almendro! Que a inmolarte te empuja
esa función de amor que dictas solo
a aquellos que te escuchan. A ser árbol
me animas; dádiva constante; sed
de no importa qué boca ni qué cuerpo;
necesidad apenas; viva llama
que espera al consumirse, completarse.

Dime cómo resistes el invierno
con heladas, orugas, lluvia, fuego;
si yo con mucho menos no resisto
y me rindo, arrepiento; dime cómo
agoniza el invierno y tú coronas
tu bóveda de seda y rosa en flor.

Eres agua, esperanza erguida en medio
de la nada, mientras madura el verso
en la boca y se agrieta y por fin cae
sobre un tapiz de tiempo en el que aspira
ser fruto. ¡Oh, almendro! Que vivificas
mi deseo por ser arborescente.
Perdona a quien de ti no sabe más
que cuanto dicta el falso de sus ojos.


Poemas seleccionados por el escritor © Heberto de Sysmo, elegidos por el autor, para su publicación en la revista mis Repoelas:





Si callar es amar

Tu bóveda de seda y rosa en flor


 


Página publicada por: José Antonio Hervás Contreras