Me derrumbo
en el aire espeso
de la hipocresía,
en las estrellas fugaces
que se cruzan
ante mis ojos
y se pierden,
dejando un resquicio
de melodías abiertas.
Me derrumbo
en las miradas dispersas
que se entrelazan
en cualquier portal,
esparciendo besos
sin mirar la luna,
mientras mueren las gaviotas.