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Hay frases que recordarás
despacio,
como el arco románico
de aquella ermita en ruinas
que poblara los sueños de la infancia.
Hay frases que llenarán tu boca
como si de un aljibe de promesas
se tratase, sin salir de ti, sin llegar
a hacerse átomos del aire que respiras,
cadenas de una cárcel que cose tu garganta
con hilos de silencio, y estupor, y tedio.
Hay frases que ocultan los dedos de tu mano,
en un clamor ingrato de ensimismamiento;
no calientan el aire que refresca la ventana,
no saben expresar lo que eres, ni aquello
que sientes estando a solas con tus penas.
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