Los legionarios
tenían la costumbre de beber dos a tres litros de vino
al día, por ello plantaron los viñedos. El vino
era alimento y remedio, lo bebían mezclado con agua
para protegerse de las enfermedades y lo usaban puro para
curar las heridas.
Nos alojamos en un hotelito y nos tocó una habitación
frente al río; desde el balcón veíamos
navegar a los cruceros, cargueros, botes de vela, cisnes y
gansos. Los fines de semana se organizan en algunas embarcaciones
fiestas con cena, baile y por supuesto, vino, la bebida local.
Con el auto visitamos diversas poblaciones y nos quedamos
maravillados de la arquitectura antigua y pintoresca. Hay
castillos antiguos en algunas cumbres y muchas sendas para
caminar. Llevamos nuestra pc pero el hotel no tenía
Internet para los clientes y tuvimos que viajar casi una hora
para encontrar una cabina. Así que este lugar es ideal
para el ciudadano estresado que busca un lugar lejos del mundanal
ruido, en medio de las montañas verdes, contemplando
la coloración hermosa del agua por efecto de la luz
con una copa de vino tinto en la mano.
De agosto a octubre hay vendimias y fiestas, se baja al dios
Baco de la cumbre y se bebe muchísimo. Por toda la
región hay lugares para saborear algunas de las 150
marcas de vino existentes. La comida es ideal para los carnívoros
con abundancia de cerdo, res, aves y pescados. En el desayuno
nos daban buffet: panes riquísimos, yogurt, ensaladas
de fruta, muesli, huevos cocidos y jamones. Lugares de mayor
interés en el Mosel: Bernkastel-Kuez, Cochen, Koblenz,
Trier.
Puede obtenerse más información
de estos temas en la página web :
http://www.marktkalender.nl/reportages/Moezel/index.htm