|
Regreso
al mar por tierras de pinares,
sucesión de lamentos retorcidos
que se curvan como ángeles caídos,
lomas pardas, rugosos encinares;
pero ya el mar en todos los lugares
se anuncia con reflejos escondidos
y acechar los indicios perseguidos
es el afán que calma mis pesares.
Quién descansara ya en la leve orilla.
Quién pudiera sentir sobre la arena
nostalgia de este cielo iluminado.
Mejor se ve a distancia lo que brilla.
Más tenue es desde lejos la condena
de quien no se atrevió a vivir cegado.
|