¡Ah qué recuerdos de expresiones liberadas!
Qué libertad aquella cuando me descubriste sobre
montura amansada de piel hambrienta.
Cabalgando de noche como experto jinete hipnotizado.
¡Mira dónde me lazan éstas remembranzas!
Atiende el galope de viaje en caballo de nubes.
¿Acaso no reconocer mi olor en el tuyo?
Explórate en las desterradas gotas de sal,
Contémplalas al rodar por mi frente.
¿Acaso no presiente dolor de ausencia,
tú ausencia en la sien mía?
Atléticas corredoras de llanuras
escurriendo por mi geografía,
son ellas quienes me arrancan el canto de sal.
Delatadoras que me inhiben cuando
exhalo el aliento de vicio clandestino.
Reveladoras y húmedas gotas saltarinas de carne febril,
encubiertas por la celestina madrugada.
Provocadoras y ladinas alegran el festín en el espectral
alazán.
Nada me queda ahora,
perdida como ardiente llama en medio del bosque voy.
Membrana huérfana de dueño,
corrompida de volátiles ayeres.
Triste esclava voluntaria del recuerdo libertino voy.
Rabiosa y aullante revolcada en incandescente
torbellino que a ciegas busca volver a cabalgar. |