TIEMPO
DE CENIZA
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Es
tiempo de ceniza. La primera encarnación de Bhaichung
Jawaharlal ha concluido, su tiempo en el mundo ha terminado;
ha vivido una vida, y esa vida se ha extinguido por completo.
Sus últimos meses fueron de dolor y malestar, postrado
en la cama, desvalido, hecho un anciano decrépito
al que le dolía cada pelo del cuerpo y que no hacía
más que lamentarse. Jamás hasta entonces se
había quejado, pero al final de su vida ya estaban
lejos los tiempos de vigor y buena salud. Cree que tuvo
una agonía dolorosa y a todas vistas improductiva,
pues desde el más allá valora que ya aprendió
la humildad de los hombres a lo largo de su vida: probando,
arriesgando, acertando algunas veces y fallando muchas más.
Por qué motivo era necesario tanto daño para
abandonar aquel mundo tan injusto. Aún muerto y consciente
de ello, y aún no habiendo recibido cuanto él
creía que la muerte otorgaba, se repite que esa es
la voluntad de Vishnu, que así ha de ser el camino
y que habrá de conformarse; por algo será.
Porque solamente Vishnu sabe el porqué de las cosas.
Ese es el ciclo, y como aún se encuentra en el tránsito
hacia su cuarta reencarnación se conforma con pensar
que así es la vida y que todos los hombres pasan
por su mismo trance, que es inevitable. No puede ser tan
malo cuando la gente sigue reencarnándose aún
así, una vez tras otra, camino de la perfección
espiritual que les granjee el Nirvana. ¿Por qué
tienen que ser tan complicadas las cosas? Quizá lo
sepa en el siguiente transito, entre la cuarta y la quinta
reencarnación, o si no aún más tarde.
Tal vez aún tras la quinta no lo sepa todavía.
La sabiduría y la bondad de Vishnu son infinitas
y alcanzan a todos los hombres porque todos los hombres
son Vishnu; su voluntad es resuelta y sus designios son
el índice en el libro del destino.
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El tiempo
de ceniza es un tiempo doloroso que parece no acabar nunca,
pero también es tiempo necesario de cambios, de reflexión
y de aceptación. Bhaichung Jawaharlal sabe que ese
cambio es el único camino, por duro que sea ver como
lo que fue su cuerpo se consume entre las llamas, en una pira
funeraria sobre el río sagrado, o a sus seres queridos
desgarrados por un dolor inconsolable, a su lado, en la orilla.
En esa vida tenía muchas cosas buenas que nunca volverán.
Qué tontería, tiene la sensación de tragar
saliva. Pero así tiene que ser, lo pasado pasado está.
Ahora tiene que afrontar una nueva vida que está a
la vuelta de la esquina, quién sabe si tan rica o más
en experiencias que la que ha terminado. Ese pensamiento le
reconforta. Que las cenizas de su pasada existencia, que todos
los nutrientes que generó y acumuló su alma,
sean el sustrato sobre el que una vida nueva crezca, todavía
más fuerte y plena que la anterior. Que tras cada encarnación
sus raíces se fortalezcan y alimenten una experiencia
nueva y más plena. Aprender y crecer. Vivir.
Así es el camino del alma, y así debe ser
el tránsito necesario hasta el Nirvana.
Esa es la voluntad de Vishnu. El ciclo del Bodhisattva.
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Relato seleccionado por el escritor©
Ángel M. Alcalá, para su publicación en la revista
mis Repoelas:
Poesía
Tiempo de Ceniza
Yo nunca me aburro
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