Los que se han ido
nos esperan, hace tiempo, tras la puerta
no son capaces
de abandonarnos nunca del todo
se quedan siempre a nuestra espalda
protegiéndonos del frío
y los peligros de la oscuridad.
Incluso tú
ya te has marchado muchas veces
para no volver nunca
y todos esos que fuiste
quieren tomar tu lugar
como los otros de otros
y reemplazarte en tu existencia
reclamar que el derecho a todo lo que tienes
fue de ellos antes que tuyo
por qué tú y no ellos.
Los que se han ido
se quedan siempre a nuestra vera
para enseñarnos
los recovecos del tiempo y sus consecuencias
señalan el reloj que no se para
aunque no pretendan apremiarnos
el tiempo. Es el tiempo. El tiempo lo es todo.
No debemos olvidarles nunca
porque son piezas únicas
particulares y fundamentales
en las que se basa toda la estructura
de nuestro propio espíritu.
Los que se han ido
protegen nuestros sueños y los guían
en las tinieblas de las noches del alma.
Aunque tú nunca les percibas.
Observando de reojo
cerrando las puertas que franqueamos.
