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Costó
muy caro hipotecar este presente,
aquella culpa, el miedo, la ansiedad
de equivocarnos tanto y a propósito.
Los sueños no sirven para elevarse.
¿Por qué me voy y dejo todo atado
a la deriva del viento? No lo sé.
Quizá cobarde o escéptico. ¿Qué
he sido
para lo mucho que costó verme nacer?
Por perseguir algo eterno me creen loco,
por añorar tu recuerdo y no llorar.
Han decidido entonces dar la espalda
y convencerme de que el fin está cerca.
A veces no quisiera escribir tanto,
es un veneno cruel que me atormenta,
me hace exprimir lo peor de mis instintos
como una absurda y vana retahíla.
Quiero vencer el miedo que naufraga
alrededor del silencio y nos acecha
para volver a mi sueño de antes,
la calma que fue previa a la tormenta. |