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Tu alma, de noche,
es luz para mis ojos.
Tus lágrimas se pierden en mis labios.
Parados en el mismo lodazal
de ayer, se fue mi sufrimiento.
Tuviste tiempo de soñar y de esperar
siguiendo pasos que al final te desviaron.
Después de cada abrazo, somos menos.
Luego de cada herida, mucho más.
Pasa nuestra vida y en el fondo
sabemos que queda poco invierno.
¿Por qué dudar? ¿Acaso el sol olvida?
¿Tanto vacío hay? ¿Tanto silencio?
La nostalgia abrirá cicatrices
hasta el día en que acabe la poesía. |