Región cromática de mayo
tiempo
tokapu
por las cimas mestizas.
Brusca prole
de
tejados voladores
y sonoros gestos recortados en la brisa
de
la hoyada madre.
Este aroma arrebolado
entre
los pastos
tejiendo
su horizonte
para la dura saga de la muchedumbre.
El
mundo cuesta arriba.
El alto y hondo mundo acompasado
con su clara claridad erguida
sobre
desolladas gredas.
Dulce prole tenaz
vieja es la estela de la agreste chicha
rojo
y garzo
el viento del ocaso en la Plaza del Cusco.
La amada libertad es la armonía.
La rancia esclavitud el caos.
No hay demiurgo sideral bajo los Andes.
El poeta es el demiurgo que galopa.
La ciudad es un poeta exorbitado.
Y redimido tramonto hacia los valles.
La yerba seducida
por los ríos
transporta
nuestra bárbara nobleza.
Las
tonadas de la cálida gleba
divagan
tamboreándonos por dentro.
A
tiro de piedra
el trajín tornasolado
de
los pueblos.
Una frágil fiesta de turtupilines.
Un
veloz estruendo de loros
contra
los kapulíes.
Tras la floresta me detengo a ser feliz.
Más feliz que esos límpidos zumos
en el bullente Mercado de Quillabamba.