Antes yo vivía preso de mi propio destino, nunca
me estaba parado, siempre me recuerdo en alguna fuga.
A menudo confundía heroicidad con locura, fumaba
demasiado y solo encontraba en la velocidad mi cura.
Entonces yo todavía no conocía tu dulzura.
Aún no me habías contagiado con tu extraña
cordura.
Antes vivía sin amor.
Aparentaba lo mejor cuando tan solo estaba esperando mi
final con resignación.
Antes tan solo imaginaba un futuro, y era uno corto y desolador.
Antes te buscaba tras cada barra, tras cada mostrador.
Antes viví encerrado, solo, olvidado. Sin un solo
amigo.
¿Dónde están ahora esas hienas que
se apuntaban a todas las fiestas conmigo?
Antes yo me moría, lo hacía porque aún
no soñaba contigo.
Antes se me obedecía, se hacían las cosas
siempre como yo decía, aunque no sabía nunca
lo que hacía.
Me conformaba con amores de mentira. Antes podría
volver a su lado aún sabiendo que esa llama ya no
ardía.
Vivía del revés y lo peor de todo es que yo
eso ya lo sabía. Antes yo a tí no te conocía.
Antes pensaba que vivía cuando en realidad me moría.
Llegué a ser el mejor en todo lo malo que hacía.
Me olvidé de que escribía.
Como canta el maestro Sabina, yo tampoco fuí un mal
piloto suicida. Vivía por rutina, vivía sin
sentir la vida.
Antes yo a ti no te entendería
Antes vivía en la oscuridad, en continúa
guerra conmigo. Conducía rápido y siempre
en dirección prohibida. Pero eso era antes de saber
que tú existías.
Ahora voy en tren a todas partes, nunca tengo prisa, hago
todo muy diferente a como antes lo hacía.
Ahora quiero contarte esto muy bajito y al oído,
que nadie más se entere, que este sea tu secreto
conmigo.
Ahora necesito decirte que es mi alma quien esta vez me
obliga a perder el control contigo.
Ahora por fin te veo y todo tiene para mí sentido.