En el tris-tras
de unas letras teclas que
bailan su latido, entre ellas reconozco
el sonido de las que marcan tu nombre
y retumban en olvido.
Detrás de ti van mis letras, siempre conmigo
su latido. Del despertar de una tarde; supongamos...
de domingo, supongamos que te quiero...
supongamos que te has ido.
Suponiendo al suponer que el tic-tac está conmigo
que soy el que toca las teclas; supongamos que
me has querido y puesto a suponer tú te fuiste
y yo... supongo que te has ido.
Me hice amante de algo entre el silencio y el ruido, entre
lo sórdido y lo esplendido...
Ante la lujuria pasiva del que pasa, ante el absurdo encuentro
de las náuseas que pasan y dejan calma...
Me hice amante de la luz en esta oscuridad mía, que
mi alma... no conocía.
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