A veces la catástrofe planea sobre nosotros
como un avión bombardero
y para qué correr a ponerse a salvo
si no hay refugio posible
y además hacen falta manos
que atiendan a los heridos
suplicando en sus camillas
si todos estamos lesionados
y ya conocemos este dolor
incluso diría
que estamos acostumbrados
pero no es fácil
nunca es fácil
esta atroz costumbre