Eva
se fue por sí misma sin la imposición de un
Adán
o de un Dios incongruente
¡Al carajo el Edén! Se escuchó
más allá de cualquier
paraíso y montó en una Harley
con rumbo a otro libro
distinto a la biblia
Arrojó una manzana a las manos de Adán
Desolló a la serpiente y vestida de
piel se empuñó
en el manubrio y miró por el retrovisor
cómo Dios
se llevaba las manos hacia los oídos
cuando su motor
despedía los rugidos de su despedida
Puso su pie en la palanca del trueno y rompió
la barrera
de lo permisible
Eva a veces desciende de su motocicleta y
de su cabellera al librarse del casco descienden
con ella
horizontes que alzaron su dedo pulgar
para asirse a su espalda y dejar tras de sí
paraísos y a Adanes
que ven todavía boquiabiertos la estela
de femineidad
y de fuego escapar de un voluble Jehová
quien aún se pregunta quién
diablos formó a esa mujer
y con cuál pasaporte atraviesa los
siglos y las carreteras.