Ayer ola contra tu pecho,
con la aurora
mar templado.
Fui marejada y de mañana,
seré resaca
que arrastrándote,
sin pedir rescate
secuestra tu alma.
Ayer tornado,
mañana suspiro.
Fui vendaval que derriba tejados,
pero en el ocaso
seré soplido en tu melena,
que la acaricia,
la peina.
Que al tornar tu cara,
con ternura
te roba un beso.

Ayer pila sin linterna,
mañana faro en Matxitxako.
Fui la oscuridad cómplice,
aquella que con su manto
ocultaba los atracos
cometidos a la vida.
No obstante, de noche,
con la luna intimidada,
seré el satélite que besa
tu cuerpo descubierto
al dormirte.
Hoy es ese mañana,
así lo proclaman
un gallo con agallas
y una vecina desquiciada.
Ya soy palabra,
soy marea,
ya soy peine
en tu maraña,
tu luna
hasta la madrugada.