La penumbra de la indecisión
no deja pasar la luz
El recelo de lo intangible le ha rodeado la boca y
La mirada fija en la pared le devuelve el grito
Quien la escucha
Quien la llama
Quien la quiere
Con la fuerza que te da la libertad de amar infinita
Cierra los ojos
Y la puerta que una vez dejó
abierta
A la sorpresa la asusta
La esperanza que no termina en el beso
Se derrite dulzona y serena
Mientras el viento
Le dice a gritos que abra la ventana
Ella se sienta
En el umbral de la distancia
Y toma sorbos de paciencia
Mientras mira el reloj.