Que me creas,
Don Quijote
entre molinos de viento
no ha de ser buen argumento
para ver al sacerdote.
He de mostrarte el escote
si por el trigal paseas
y cuando en sueños me veas
no pretendas atraparme
pues a Sancho he de confiarme
en peregrinas ideas.
PSEGUNDO
MANIFIESTO DE LA OTRA
Dulcinea me has llamado
en el monte y la llanura
porque sientes mi alma pura
en la floresta del prado.
No sabes cuánto he pecado
en tu divina creencia.
Presiento que tu insistencia
consumió al buen Rocinante.
Tú, varón, eres diamante.
Yo, perfume de la ausencia.
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