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Quedó triste
el árbol que te cobijaba
su sombra aquel día de negro se vistió,
cuando tu cuerpo débil dejó de respirar
inerte en sus raíces ahí yaces muerto.
Cayeron sus hojas como lágrimas perlas
cubriendo tu cuerpo, queriendo abonar la tierra,
celestial canto de ángeles me anunciaban
que aquella tarde habías subido al cielo.
Sonaron las campanas de la vieja Iglesia
presuroso el viento me llevó el mensaje,
no hubo despedida a tu hija amada,
papá has dejado en mi alma triste agonía.
Solo guardaba de ti una fotografía
dibujada al carbón
que el tiempo inexorable se encargó de borrar,
poco a poco fueron cayendo los fragmentos del tiempo,
quedando tu presencia en mi imaginación.
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