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La
vida te salpica de amargura :
el Sábado enterramos a mi primo.
Yo le escribí un poema un tanto duro.
Era duro con Dios y sus designios,
porque hay gente que piensa sin dudar
que todo cuanto ocurre es cosa Suya.
No creen en el Hado ni el Destino,
y los envidio tanto...
¡ Por siempre son felices en su fe !
Ella les dona fuerza y nunca dudan.
También era muy crítico conmigo,
por quedarme pensando en lo impensable,
por odiar ser tan flojo y tan cobarde,
por dejar de ser fuerte sin esfuerzo.
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Mas hoy seré feliz en cuerpo y alma,
estando junto al mar y con mi nieto.
Son dos de mis amores predilectos
y, como a Rilke, el mar me tranquiliza,
me sosiega la vida y su deriva,
y acepto los sucesos que devienen.
Pronto habrá que volver bajo la tierra
y el ciclo seguirá mal que nos pese.
La aurora nacerá tras el ocaso,
los senderos irán al mismo sitio,
otras hojas harán nuevos jardines...
Mas, tan grande y serena es la belleza,
que logra que renazcas muchos días
y, por suerte, te olvides de morir.
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