|
Esta
noche, yo te amo.
Y, como tantas veces, he acudido
a mi rincón de amarte.
Esta noche preciosa,
acuden las estrellas para mí,
aunque con la tormenta, también te amo
con fuerza renovada...
No quiero reencarnaciones vanas
en que nuestros caminos no coincidan.
También te quise en nuestros malos ratos,
con tus muecas silentes de desdén.
¡ Qué bello fue ganarte tantas veces,
tras haberte perdido !
Sin pensarlo, te amé hasta en tus esquinas...
Tus continuos silencios dolorosos,
jamás me hicieron mella;
detrás de sus espesas oquedades,
triunfaban el deseo y la paciencia
del que sabe que amarte es su destino.
Con los años, te das perfecta cuenta...
Cuando creía ser muy desgraciado,
también era feliz por no perderte.
Y volvía a mi rincón del querer,
oscuro y luminoso;
eterno ir y volver
de vieja mecedora...
Vaivén de muerte y vida que, en silencio,
guarda grave respeto a quien vacila
y preludia reencuentros gozosos
que a veces tanto tardan
y ponen en peligro convicciones,
nuestra seguridad de poseernos.
Otras noches, te amé sin yo saberlo.
Esta noche tranquila,
una vez más, yo te amo....
|