A esa hora en que la ciudad respira
por todos los rincones, la sombra
es alargada.
Entonces, ella transita por la Soledad.
Sabe que, a esa hora,
las
calles
se pueblan de seres vulnerados.
Sólo espera reconocerse en una mirada,
sentir el tacto de una mano, el calor
de una mejilla, un puñado de palabras
para desprenderse un instante del silencio.
Pero hoy, como tantos otros días,
a esa hora en que la sombra es alargada,
todo le recuerda a él.